lunes, 15 de agosto de 2016

Armando Pacheco, obra ganadora del primer Certamen Regional de Poesía Sian Ka'an Bakhalal 2016.

Obra ganadora del primer Certamen Regional de Poesía Syan Kaan Bakhalal 2016, que convocó el Ayuntamiento de Bacalar, Quintana Roo.

Cantar de los poetas

I

Nacimos en estas tierras 
cuando las criaturas aún dormían en el barro 
y los hombres apenas eran proyecto de los dioses
Consolamos a los mares en aquellos tiempos violentos
Las bestias se regocijaban 
mientras las selvas 
con sus extensos brazos 
escondían cánticos que nuestros diminutos cuerpos cantaban 
 Fuimos testigos del nacimiento del primero hombre

(Surgió de la tierra, del agua y el fuego 
de las manos oscuras y temblorosas 
de un artesano que le soñó desde siglos

desnudo ángel en el exilio 
en su destierro, el estridente grito 
se confunde con el suspiro del viento 
Nació del maíz y del dolor de la noche 
y arrastrándose fue el primero en vagar 
por parajes ennegrecidos 
cuando todo se volvió desierto 

haraposo sucio descalzo 
deambuló cuando sólo era silueta 
y entonces la mujer de ojos negros 
manos suaves apacibles
piel bronceada y cabellos azabache  
fue su primera figura materna )

desnudos, las otras criaturas caminaban en el barro
las bestias les lamían los rostros y las manos
en las noches de grandes brillos 
ellos jugaron a la inocencia 
y así nació la generación de carne
Los mares
con sus olas vehementes 
presagiaron la nueva época 
y los peces multicolores lanzaron lamentos 
mientras nuestra música se escondió en los árboles  

II
 
Romperé en momentos el pasado 
Como grillo
cantaré mis dolencias 
a la oscura madre 
y cuando las horas hayan caído 
como hojas muertas de los arbustos 
y los mares silenciado su oleaje 
el niño bailará alegremente 
junto a los frondosos vástagos de la tierra

III

Los jóvenes en la pirámide 
a la serpiente llaman
incienso de huesos 
el vaho de tarde baña 
efigie de leopardo 
guerrero antiguo 
juega 
libre 
el muchacho caracol 
mutando en voces 
ocultándose el círculo embriagador de nativos 
cae sobre una urbe legendaria 
y un friso ancestral 
presagia sacrificios 
rituales de amantes miles 
entonces 
llora un dios con sangre: 
a la ráfaga de luz se la acabaron sus hijos

IV

Perdieron el rostro del tiempo 
el sonido nocturno de las aves que se dispersaron 
en una ciudad que ya no conoce a sus fantasmas 

No creyeron en la inocencia 
Autores del cataclismo
condenaron a los niños más virginales 
que fueron devorados por las quimeras  

Pero el semblante de la luna 
es la eterna promesa del marginal 

Un hombre con harapos recorre las calles 
de una metrópoli en ruinas 
Hoy surgimos de los árboles y las olas 
En lo más alto de la antigua casa paterna 
se contemplan los atardeceres
que ya no son como antes 
que ya no son el retrato del pintor rupestre    

Dejaron escapar los sentimientos en el abismo
En la oscuridad duerme su pasado 
que ya sólo son fragmentos de una historia 

Fantasmagórica silueta se escapa
Los ojos apoderados de luces 
verán la levedad de los besos
y en la perpetuidad 
la efigie rutilante de tu cuerpo 
murmurará su tacto
No alcanzarán mis manos 
para recorrerte y tatuar 
tu ola de piel suavísima 
esa piel que se esconde en los años 
como estrellas viejas 
que ocultan su opaco brillo
atrás de las galaxias jóvenes. 
Los labios sentirán la soledad 
el vacío de la carne
la fantasmagórica silueta que se escapa 
con el fulguroso sueño de mil noches. 
Se aprende del dolor
cuando se observa al retoño caer con sangre, 
desenterrar al niño recién nacido 
con la sonrisa aun en el semblante tierno; 
dolor, cuando la mar de muchos peces 
es mancillada por el rencor de naciones 
que no saben de la tierra, 
que no saben de los juegos infantiles
ni de las promesas del hijo a los padres; 
y se sabe del dolor 
cuando una lluvia que debiera refrescar 
el santuario de una ciudad legendaria, 
se transforma en balas que arrojan
los hombres que odian su propia raza; 
por hombres que sueñan sentarse a la derecha 
de un dios sin rostro 
de un dios sin vida.
Ese sentimiento que golpetea 
a los niños cercenados por las piedras, 
por los misiles que como ráfagas 
descienden en los hospitales y escuelas; 
esa tristeza que se gana la mujer sin manto 
cuando la señala el racismo de su pueblo 
y le quitan al vástago 
para convertirlo en un soldado suicida, 
ese sentimiento, 
también es el dolor que no se oculta 
que perpetuo estará en la carne, 
en los sueños,
en los lustros de vida del joven 
que deseoso de aprender 
no tuvo más que el arma como único libro 
para su futuro ya escrito en su espalda. 

La pobreza, parte del sufrimiento, 
como arma blanca traspasa la epidermis
y el bebé llora y llora como la lluvia; 
familias tristes caminan por los desiertos 
y el alacrán acecha en enormes palacios .   

Se aprende del dolor 
cuando la enfermedad llega con la alegría 
y los campos son arruinados por el polvo 
cementerio de cadáveres donde duermen 
los animales mutilados por el llanto 
de una noche que no tiene luna 
de una noche sin aire o la llovizna.

Y se aprende del dolor 
en los templos de sacrificio
cuando en vez de palomas y becerros 
lapidan a una mujer sin nombre 
o degüellan a un periodista extranjero 
todo en nombre de un dios 
que no tiene carne 
que no tiene alma. 

Se aprende del dolor, 
en cada instante de nuestra vida


Armando Pacheco es autor de la plaqueta Entidad en el exilio y otros poemas de añoranza y recibió una Mención de Honor Premio Regional de Poesía “José Díaz Bolio”, en 2005 y 2006. Al mismo tiempo, obtuvo el primer lugar del Premio Estatal de Poesía Joven “Jorge Lara Rivera”, así como el tercer puesto en la edición 2010 de ese mismo certamen.
 En 2007, fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Yucatán y un año más tarde, se desempeñó como coeditor del Mapa Poético Mexicano. Su obra ha figurado  en antologías y revistas de corte cultural.
 Actualmente, funge como director del Colectivo Letras en Rebeldía y del Diario Arte y Cultura en Rebeldía. Además, es integrante fundador del grupo de música folclórica latinoamericana Qallay y coordinador de la Sala de Lectura de la Biblioteca “Melba Alfaro Gómez”.